martes, 3 de enero de 2012

Discurso de "Pasión literaria"

2011 fue un año óptimo para mí, en la FENAL presenté mi segundo libro publicado: Pasión literaria, impreso por una joven editorial leonesa, escribí un discurso para la ocasión y deseo compartirlo con ustedes, apreciables lectores, mi amor por la lengua de Nebrija se manifiesta leyendo, pues escribir es una manera apasionada de  leer. He aquí el discurso: <La vida inspira muchas pasiones, una de las más intensas es la de la literatura. La palabra pasión connota padecimiento, es una fuerza que nos somete, que no podemos controlar y a cuyo influjo no podemos oponernos. Pero también significa en su acepción moderna: un gusto, una afinidad, una obsesión, algo muy cercano al amor, destino. Pasión es lo que siento y he sentido a través de los años por la lectura de algunos libros, de ciertos poetas, novelistas y ensayistas. El ensayo no es considerado un género de creación, sino de reflexión, aunque yo aporto algunos argumentos en mi libro afirmando que también es un género creativo: “Los ensayistas son los artistas del palimpsesto, escriben siempre sobre otra escritura y al hacerlo la modifican. A todos los escritores los han inspirado otras escrituras, pero todos lo niegan, todos niegan sus influencias y sus orígenes, la vanidad del oficio literario los encamina a hacerlo. Un verso, el diálogo entre los personajes de una novela, la escena de una obra dramática, la frase de un cuento, pueden inspirar libros enteros”. Pero me es suficiente considerar al ensayista como un glosador, un comentarista, un opinador, un doxólogo, pero un glosador que sabe de lo que está hablando. Las glosas no son poca cosa, han tenido su trascendencia histórica, recuerden las glosas Emilanenses y Silenses y los cartularios de Valpuesta donde fueron escritos los balbuceos de nuestro idioma hace más de mil años, comentarios al margen explicando en romance arcaico textos latinos clásicos o medievales. Mi intención al escribir estos ensayos ha sido la de compartir a algunos de los escritores que he leído, escribir ha sido otra manera de leer, de releer sobre todo la obra de poetas que me fascinan como Labastida, Eliot, Gorostiza, Huidobro; narradores como Borges, García Ponce o Hermann Hesse, ensayistas como Steiner, Albert Béguin y Pérez Gay,  y filósofos como Walter Benjamin y Gershom Scholem, entre otros. No son ensayos canónicos ni pretenden serlo, por lo mismo no son académicos, aunque algunos tengan resabios de aparato crítico, son textos muy subjetivos, cuya finalidad es la recreación, me daré por satisfecho si este libro sirve como un texto de difusión literaria, o como texto de iniciación, de primer acercamiento a la lectura de obras literarias, no es un libro escrito para eruditos. Ahora, si alguno de ustedes me planteara las clásicas preguntas teleológicas ¿Por qué y para qué escribir ensayos? Les contestaría citando a la genial filósofa española María Zambrano: “Porque no puedo dejar de hacerlo, porque no puedo evitarlo”. Hablando de finalidades, la principal finalidad de escribir ensayo es celebrar la existencia de la literatura, compartirla con los otros, reflexionar sobre las obras de nuestros escritores predilectos, porque el arte nos humaniza, nos torna meditabundos, más críticos y creativos ante todas las facetas y circunstancias de la vida. Me gusta mucho la clasificación de los tipos de ensayo hecha por el historiador José Luis Martínez en su ya clásica antología El ensayo mexicano moderno publicado por la UNAM en 1958, nombraré algunos a manera de ejemplo: ensayo literario, ensayo breve, ensayo teórico, ensayo fantasía, ensayo discurso, ensayo periodístico, ensayo expositivo, etc., como pueden ver su taxonomía es exhaustiva, yo me sumo a la fila de los que escriben ensayo interpretativo, así lo define el autor: “Es la forma que puede considerase normal y más común del ensayo: exposición breve de una materia que contiene una interpretación original”. Hace dos años Dorian Cano me propuso que creáramos una colección de ensayo para la editorial Amoxco, y me desafió a que encontrara un nombre adecuado para dicha colección, el nombre es Trotalibros, me gusta la palabra, pues qué es un ensayista sino un errabundo de los libros, un trotador de las ideas y las letras, un trotalibros. Pasión literaria es el primer número de esta colección y esperemos que no sea el último, pues las editoriales nóveles y pequeñas están en peligro permanente de desaparecer, si a este hecho se le añade la escasez de lectores, el panorama no es muy alentador, sin embrago aquí estamos publicando libros en nuestra ciudad natal, y esto ya es un gran motivo de regocijo. Escribir un libro implica tiempo, Pasión literaria no fue escrito de una sentada o en una noche febril o de insomnio. Esos son mitos sobre la escritura. Me tardé ocho años en escribirlo, y no sabía que lo estaba haciendo, el libro es una recopilación de ensayos escritos en diversas circunstancias y momentos y casi todos fueron publicados en una primera versión en las revistas leonesas que hemos creado y que son material de colección, pues son prácticamente inconseguibles, me refiero a los veintitantos números de la revista Ochocientos que se editaron durante el 2003 y el 2004. Pero haberlas publicado en Ochocientos, es como no haberlas publicado, me explico, debido a que estos ensayos son prácticamente desconocidos, excepto para las editores, la verdad mi sensación al publicar este libro, es la de estar publicando textos inéditos, que no faltan, por cierto, en Pasión literaria. Está escrito sabiamente en el Eclesiastés: “Cada cosa tiene su tiempo”, aclaro que no escribo partiendo de la nada, sino de mis lecturas, de lecturas que se traducen en el tiempo que he invertido realizándolas. Al igual que la música, la lectura es un arte temporal, se consuma en el vaivén de los instantes, en un resquicio de la eternidad.>  Este año publicaré dos libros más, será magnífico 2012.