domingo, 27 de noviembre de 2011

La lengua española en México

El libro La lengua española en México (FCE, 2003) de José G. Moreno de Alba (lingüista mexicano y ex director de la Academia Mexicana de la Lengua) es un libro que todo mexicano debería leer, al menos todo mexicano hispanohablante. Tómelo el lector como una sutil sugerencia y no como una imposición. Adquirí el libro emocionado pensando que se trataba de una historia del español en nuestro país, como lo es del continente americano otra de sus obras: El español en América. Al comenzar a leerlo, confieso que me desanimé un poco, yo esperaba leer un libro de historia, como el de Rafael Lapesa, pero como el autor lo aclara en el prólogo, el libro es una recopilación de artículos de tema lingüístico, publicados con antelación en diversos medios nacionales, pero con la peculiaridad de ser de divulgación científica y alusivos al fenómeno de la lengua española, aunque se incluyen textos de abigarradas temáticas. Comencé la lectura y desde las primeras páginas mis reticencias se derrumbaron, hay un prejuicio muy extendido en el ámbito intelectual de que los textos breves no son profundos, de que no pueden serlo; qué error de apreciación tan grande, quien posee conocimiento y erudición sobre un tema y además el don de la escritura aunado a una intensa vocación pedagógica como es el caso de Moreno de Alba, no puede ser superficial. El estilo literario del académico mexicano es claro, concreto y elegante, cuando dice que escribe para el gran público, y que por ende, evita emplear tecnicismos, tiene razón, basta consultar, verbi gracia, su libro de lingüística (ese sí cien por ciento científico) La pronunciación del español en México (El Colegio de México) para creerle, y para leerlo con diccionario especializado en mano. A Moreno de Alba le preocupa la enseñanza del español desde los niveles de preescolar hasta el nivel universitario. Es consciente de la zozobra en que se encuentra la educación en México, sobre todo lo descuidada que está la asignatura de nuestra lengua materna, el nivel cultural paupérrimo de nuestros profesores (hay afortunadas excepciones) no ayuda sino empeora las cosas, pues ellos nos enseñan nuestras primeras letras y nos sugieren o inducen nuestras primeras lecturas cuando el profesor tiene arraigado el hábito de la lectura. También nos recuerda que la gramática es una disciplina científica que es menester estudiar, no por obligación ni por imposición escolar, sino porque al conocer la estructura de nuestro idioma nos conocemos mejor a nosotros mismos. La influencia escolar ha sido muy negativa en torno a este rubro, la mayoría odia el recuerdo de haber analizado en la infancia, sin haber comprendido el propósito, enunciados en: sujeto, predicado y sus complementos. Cuando yo estudié la primaria el enfoque estructuralista estaba en boga, años después mientras estuve en la Universidad recordé en clase de latín (para Platón conocer es recordar) que el sintagma nominal, el morfema y el lexema (para citar sólo estos tres términos lingüísticos) ya los había aprendido en la infancia, sólo tuve un reforzamiento; quedé sorprendido de saber que desde mis primeros años de vida sabía, sin saberlo, vocablos técnicos. La gramática, nos dice Moreno de Alba, no es sino la manera que tenemos de pensar, el orden en el cual se articulan las palabras al ser emitidas, es decir, la sintaxis es la concordancia de nuestra vida espiritual, emocional, intelectual expresada en palabras lógicamente articuladas, y entre más conozcamos ese orden interno del idioma español (sus redes neuronales y su interconectividad) mejores recursos expresivos tendremos. Recomienda, asimismo, el estudio de las gramáticas griega y latina, hoy tan olvidadas y exiliadas de todos los niveles de enseñanza, excepto del universitario para quien elija estudiar una carrera de letras clásicas o de letras españolas (aunque periféricamente, pues lo hispánico es lo principal en esta carrera). Es menester estudiar nuestra gramática para comprender mejor la esencia y la evolución del español, de la historia de nuestro idioma. Y nos recomienda elegir entre las miles de gramáticas publicadas la que más nos plazca, desde la nebrisense hasta la de Don Andrés Bello dedicada a los hispanoamericanos, pasando por las gramáticas de la Real Academia Española, por cierto, la Nueva Gramática de la Lengua Española editada por la Asociación de Academias de la Lengua Española se publicó en el 2010, dedicaré una columna posterior a comentar este nuevo compendio cartográfico para aprender a navegar en nuestra infinita red idiomática. Muy interesante e imprescindible para los estudios nebrisenses es el ensayo “Antonio de Nebrija, en España y América”, donde además de filólogo funge como bibliógrafo, pues indagó qué obras del filólogo andaluz se resguardan en la Biblioteca Nacional de México “…a pesar de los inevitables saqueos de que en diversas épocas ha sido objeto…”, siendo Introducciones Latinas el libro que conserva nueve ejemplares (para el lector interesado en leer esta obra cuya editio priceps es de 1481 en Salamanca, puede leerla íntegra en línea en la Biblioteca Virtual Cervantes).  Mucho se aprende después de haber leído y releído La lengua española en México.